La huella económica de la Feria Jesús del Gran Poder de Quito

El acoso de grupúsculos radicales y dirigentes totalitarios arrinconó a la Feria Jesús del Gran Poder de Quito hasta el punto de que en 2012 y 2013 no se han celebrado corridas en el coso taurino por excelencia del Ecuador. La prohibición de celebrar festejos íntegros ha tenido mucho que ver con este triste desenlace.

Por suerte, la posibilidad legal de celebrar corridas completas sigue viva en localidades cercanas. Esto ha permitido la programación de dos ferias alternativas en Latacunga y Tambillo; figuras como El Juli, El Fandi, Enrique Ponce, Juan José Padilla, Iván Fandiño o Pablo Hermoso de Mendoza pasarán por estas plazas entre la última semana de noviembre y la primera de diciembre. Las entradas para el ciclo de Latacunga ya se han agotado, mientras que las de la feria de Tambillo avanzan a buen ritmo.

A estos nuevos ciclos se une la celebración de tres festivales taurinos en la preciosa Plaza Belmonte de Quito, de 3.000 personas de capacidad. Estos festivales no serán festejos íntegros, pero al menos permitirán mantener la actividad taurina en la capital del país. Entre los diestros que pasarán por la Belmonte encontramos a matadores como Antonio Ferrera o Javier Conde, que se unen a figuras locales y a toreros que también pasarán por Latacunga, como Enrique Ponce, El Fandi o Juan José Padilla.

Con el tiempo, estas nuevas citas taurinas aspiran a recoger el testigo de la Feria Jesús del Gran Poder. Desde el punto de vista tauroeconómico, dicho ciclo tenía un impacto muy significativo en la riqueza local y nacional. Así lo señalaron numerosas fuentes informativas en 2011:

Como explica la página Toro es Toro, “la Fiesta de los toros genera en Quito grandes ingresos dentro del circuito económico. Sectores como el turístico, comercial, mediático y municipal son beneficiarios de estos festejos”. En el primero de estos campos, el turístico, cabe señalar que los datos de visitantes que ha publicado la serie “Economía taurina y Cultura Popular” muestran que el 19% de los turistas que llegaban a Quito para ser testigos de la Feria venían desde España. 

En total, la primera semana de diciembre Quito acogía a cerca de 20.000 turistas, un número más que notable ligado, principalmente, a la Fiesta Brava. Este número adicional de visitantes permitía sostener “58.878 empleos directos y 98.120 puestos de trabajo indirectos. Solamente la actividad turística producida en estas fechas producía entre 12 y 14 millones de dólares”. 

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Y es que la ocupación hotelera a finales de noviembre y comienzos de diciembre subía un 9,45% en los establecimientos de lujo, primera y segunda categoría. Solamente en gasto turístico, esto generaba 25 millones de dólares para la ciudad, tal y como ha explicado la Cuenta Satélite de Turismo.  

Por su parte, Juan José Robalino, presidente de la Unión de Toreros del Ecuador, señaló en 2011 que “16.000 puestos de trabajo se beneficiaban directa e indirectamente. Esto incluía a trabajadores de aerolíneas, hoteles, transporte, restauración, comercio… En cuanto a la propia Unión de Toreros, hablamos de un impacto total de 730 puestos de trabajo. Sumando todo, hasta 60.000 empleos se beneficiaban de la Feria de Quito” 

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Para los profesionales que salían al ruedo, la cancelación fue todo un jarro de agua fría. Como explicaba el diario El Universo, “la Feria de Quito es la que más recursos mueve y la que más paga a los toreros. Por ejemplo, un toro se negocia por $8.000 dólares en Quito mientras que en Ambato o Riobamba se paga por más de $2.000 a $4.000 dólares. En cuanto a la paga de los subalternos, su paga en Quito es de $1.100 por corrida, mientras que en Ambato y Riobamba oscila en torno a los $400 y los $500 dólares. Para plazas menores, hablamos de $200 dólares por tarde”. 

La propia empresa Citotusa, gestora del coso, explicaba en 2010 que “a lo largo del año se celebran en Ecuador alrededor de 200 corridas de toros. Más allá de ser una celebración ancestral, los toros son una importe actividad económica que promueve el turismo como parte de la tradición cultural del Ecuador. La Feria de Quito genera un movimiento económico de más de 50 millones de dólares, recursos que impulsan la economía nacional”.

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¿Cuánto ponía encima de la mesa Citotusa para impulsar la Feria Jesús del Gran Poder? Según el profesor de la FLACSO Fernando Carrión, “la totalidad de la feria de diez corridas suponía entre 12 y 13 millones de dólares de inversión. Un torero de reconocimiento cobraba alrededor de 300.000 dólares por corrida, pero uno de menor categoría llegaba a los 100.000”. Carrión también ha hablado de los sectores concretos que se beneficiaban de la Feria: “hoteles, empresas de aviación, restaurantes, ganaderías, discotecas, medios de comunicación, boutiques de moda, licorerías, comercio informal…”.  

La BBC también trató el tema, haciendo notar que en Ecuador hay “cerca de 300 haciendas dedicadas a la crianza del toro de lidia”. En este sentido, cabe señalar que diferentes notas cifran en más de 32.000 el número de toros de lidia que mantienen estas ganaderías.  

Retomando la información de la BBC, hay que señalar que dicho medio rebajaba el impacto de la Feria a 30 millones de dólares. No obstante, el propio Municipio de Quito ha confirmado los datos de Citotusa que elevan la inyección económica hasta los 50 millones de dólares por cada Feria. 

Precisamente el concejal del Municipio encargado de supervisar el ámbito taurino, Pablo Ponce, comentaba entonces que “la Feria Jesús del Gran Poder paga al Municipio entre 450.000 y 500.000 dólares en impuestos”. Esta cifra suponía un tercio del presupuesto anual para las fiestas municipales. No obstante, esta cifra solamente recoge el pago del Impuesto a los Espectáculos Taurinos: además, habría que incorporar el impacto directo e indirecto de la Feria en los pagos de IVA, cotizaciones sociales, Impuesto de Sociedades, Impuesto sobre la Renta… A cambio, el Municipio apenas gastaba 5.000 dólares para financiar una “entrega de trofeos” y otros aspectos menores.  

Alfonso Moreno, otro concejal de la ciudad quiteña, explicaba también en 2011 que el ciclo taurino “creaba 40.000 empleos en actividades y negocios paralelos”. Según la Comisión Taurina del municipio, hablamos de un impacto económico de hasta 16 millones de euros en estos negocios cercanos a la Feria. 

El diario público El Telégrafo menciona varios ejemplos concretos: tiendas como Zalethy, dedicada a la venta de calzado de cuero, han perdido ingresos que llegaban a los 20.000 dólares, mientras que trabajadores del sector informal han perdido ventas de 500 dólares. Para poner en valor esta segunda cifra, conviene recordar que el salario básico en Ecuador es de 318 dólares, según datos de 2013… 

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Hay otros aspectos negativos derivado de la cancelación: tal y como señala el profesor Fernando Carrión, “la suspensión significa un remezón a la matriz original de las fiestas locales, que pierden su condición original y su articulación mundial, con ese cediendo su base económica. El resultado es que las celebraciones se han politizado peligrosamente, en el sentido en que el financiamiento de los eventos ya es público en su práctica totalidad y el criterio de distribución de los recursos es altamente clientelista. Esto resulta poco estimulados para la cultura y la economía de la ciudad, y supone un mayor gasto presupuestario”.  De esta deriva ya advirtió el ex alcalde de la ciudad Paco Moncayo: “se desarma el sistema económico de la Feria y esto va en perjuicio de toda la ciudad, ya que los toros son el motor de las fiestas capitalinas. Esto se traducía en altas rentas para el Municipio y en mejores cifras para la economía local”. Curiosamente, su sucesor en el cargo, Antonio Barrera, admite que su gobierno “no ha hecho cálculos sobre el perjuicio económico”. 

Evidentemente, las cifras de negocio que generaba el ciclo quiteño original no serán replicadas en su totalidad las nuevas ferias mencionadas al comienzo de este artículo. No obstante, como ya podemos anticipar que los festejos de Belmonte, Latacunga y Tambillo arrojarán buenos datos de taquilla, no es aventurado predecir que la huella económica de estos nuevos ciclos taurinos será notable.

De momento, ya sabemos que la Feria de Quito en Tambillo reunirá a 500 vendedores y comerciantes. También sabemos que 10 de cada 100 dólares ingresados en taquilla financiarán a la Administración Pública local. Además, en noviembre se ha publicado que «ya se vendió más del 35% de la taquilla», lo que supone más de 10.300 entradas. El empresario ha explicado además que «la inversión alcanza el millón de dólares».

Asumiendo el pago medio de 100 dólares por entrada, dicha inversión se habría recuperado y la Feria estaría en beneficios. A esto se le une la venta de productos y servicios (aparcamiento, comidas y bebidas, espectáculos complementarios…) así como los patrocinios e ingresos publicitarios.

Otra señal de que la Feria de Tambillo va por buen camino económico es que el empresario ya ha empezado a hablar de repetir la experiencia en 2014. También apunta en esta dirección el hecho de que las corridas vayan a ser de seis toros en vez de cuatro, como se había anunciado en un primer momento.

la foto(1)Pero la tauroeconomía ecuatoriana no se acaba en Belmonte, Latacunga y Tambillo. Como explicó El Universo, “hay más de 25 ciudades taurinas donde las corridas íntegras seguirán celebrándose”. En esta categoría entran localidades como Ambato o Riobamba, que celebran sus Ferias en el primer semestre del año y que reúnen en sus plazas a más de 10.000 espectadores.

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